El desarrollo del cerebro
En las primeras semanas de vida del cachorro se desarrolla el cerebro en relación a las características de cada raza. El cerebro crece igual que otras partes del cuerpo. Durante esta fase del crecimiento cerebral, se desarrollan las reticulaciones neuronales. Los estímulos procedentes del entorno determinan cómo se crean esas conexiones. La cantidad y la calidad de las experiencias vividas son decisivas para la conducta posterior del perro.
El punto de vista científico
Anna Katharina Braun, científica y doctora, los explica del siguiente modo: el cerebro de los animales vertebrados nace, en cierto modo, como factor de seguridad, con un sobrante de células nerviosas y conexiones neuronales. A partir de este excedente, las sinapsis (estructuras de la neurona en las que se intercambia la información entre las células nerviosas) que las primeras experiencias y procesos de aprendizaje han activado con fuerza y frecuencia, se conservan y se refuerzan selectivamente, mientras que las conexiones que rara vez o incluso nunca han sido activadas se eliminan. Parece, pues, como si las experiencias tempranas dejaran su impronta en el cerebro que todavía se está desarrollando, y que por lo tanto, en comparación con el cerebro adulto, es todavía mucho más modelable.
Según hayan sido las condiciones del entorno en la primera juventud, esta capacidad de modelación, es decir, esta fuerte variabilidad del joven cerebro puede tener una repercusión tanto positiva como negativa. Es trabajo del dueño que el cachorro pueda asimilar de manera positiva los conceptos de convivencia que se determinan desde el principio.
En eso se basa el concepto de la influencia en el cachorro. Si se influye positivamente en las reticulaciones neuronales, es posible modificar las propiedades típicas y acaso problemáticas de los perros de utilidad, de tal modo que el perro adquiera la base para integrarse en una estructura familiar, conservando pese a todo su naturaleza y conducta caninas.